Capítulo 37 No iremos a casa
Casi se echa a llorar tras Enrico salir de la oficina, el miedo recorría su cuerpo, como veneno por sus venas. Desde que se había comprometido con Enrico ella había empezado a cambiar, ahora era consciente de que no era única, mucho menos especial, toda su arrogancia se había desaparecido poco a poco, era como si estuviera despertando a un nuevo mundo. Al mundo de Enrico. No era que fuera abusada o maltratada por su futuro esposo, pero no por eso el miedo que sentía recorrer en su cuerpo era infundado. No, todo lo contrario, su instinto de supervivencia parecía indicarle que empezará a moverse en dirección contraria, lejos de Enrico y lo que significaba ser la señora Dumas. Reprimió las lágrimas, no lloraría ni se alejaría, ella misma se había ofrecido como tributo en el juego de su padre. Huir podría ser una buena opción, si tuviera los recursos para hacerlo, en esos momentos no tenía más dinero que el primer mendigo que se encontrará en la calle. Lo único que tenía a su favor era su apellido y su matrimonio. Así que no lloro, pero sí soltó una risa que se escuchó más allá de la habitación, una risa carente de alegría, pero sí llena de nerviosismo y miedo.
Tras terminar la cena con ese último cliente o colaborador, fue el momento en el que Enrico pudo relajarse y pensar en algo más que no fueran los negocios. Solo hasta ese entonces se permitió reflexionar en la joven, no es que no hubiera pensado en ella, por supuesto que lo había hecho, pero no de la manera que él hubiera deseado.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread