Capítulo 7 El trato

Mi día transcurre rápidamente, el estar de aquí para allá llevando y solucionando cosas de el señor Miller hacen que mi día sea ajetreado, pero eficaz, puedo observar que la experiencia y conocimientos que aprenderé aquí son tan maravillosas que si no fuera por ese dichoso contrato desearía quedarme en este lugar, es el sueño realizado de toda escritora y editora, levanto mi vista de los papeles que estaba leyendo para ponerla en el sonido de los tacones que se escuchan en el pasillo que va al gran despacho de el señor Miller, una bella mujer con un gran cuerpo y una melena rubia pasa por mi lado regalándome una sonrisa nada agradable, tan solo con ese vistazo puedo observar que es la misma mujer con la que encontré al señor en una escena nada agradable para mis ojos. Niego con mi cabeza y suspiro aceptando que el desfile de mujeres que tendré que ver en este mes no será nada mas que desgastador y frustrante para mí, acepto que mi jefe es un adonis griego, en realidad es un hombre con una belleza y presencia que nunca había visto, las mujeres que lo frecuentan parecen modelos de victoria secret, pero lo que no entiendo es cómo puede ser tan mujeriego, engreído, prepotente y arrogante, es el hombre mas déspota y desagradable que puedo conocer, no se limita en hablar groseramente sin pensar en que está ofendiendo, únicamente ordena y manda y todo se le debe de dar o de lo contrario la bestia dentro de él estallara, ahora entiendo el porqué de su apodo, realmente puede ser una gran bestia y eso me asusta, no sé realmente quien es ese hombre, lo único que me tranquiliza es saber que un hombre como él no se fijaría en alguien como yo, ese solo pensamiento me produce una tristeza que no me termina de agradar. El sonido de mi móvil me aleja de mis desagradables pensamientos, una pequeña sonrisa sale de mí cuando verificó que el nombre de mi madre aparece en la pantalla del móvil —Mami, ¿cómo estás?—su armoniosa risa se escucha al otro lado de la línea —Bien mi cielo, ¿como estas tú?, ¿los chicos?, ¿el trabajo? —Tranquila mami respira, estamos bien, estoy muy contenta en mi trabajo, quería contarte que ahora trabajo para Miller editorial, me ofrecieron un puesto de asistente personal y la oportunidad de aprender mucho más de este mundo—escuchó un jadeo de el otro lado y una preocupación se apodera de mi cuerpo—¿mamá sigues ahí, pasa algo? —Abigaíl, necesito que ahora mismo renuncies a ese empleo, es una orden—me encojo en mi lugar al escuchar la profunda voz de mi papá —¿papá?, ¿por qué me hablas así, qué sucede—mi asombro es notorio en mi voz, a pesar de que papá tuvo su tiempo en el que el alcohol lo dominaba, jamás nos lastimó a ninguno de nosotros y menos a mí, soy su pequeña florecilla? Escucho un largo y fuerte suspiro al otro lado —lo siento mi florecilla, es solo que no me gusta que trabajes con ese hombre, te quiero lejos de él nena—arrugó el entrecejo confundida, ¿por qué mi papá habla de Damián como si lo conociera?—¿Acaso lo conoces y nunca lo supe?, porque yo que recuerde jamás salimos del pueblo desde que nací, y tú nunca tuviste amigos sin contar al hombre horrible que no quiero nombrar —no lo conozco y tampoco deseo hacerlo, pero si he leído las cosas que se dicen de él, trata a todo el mundo como basura hija, aparte de que con las mujeres las usa y bota como si fueran nada, se dice que todas sus amantes han trabajado para él, no quiero un hombre así a tu lado —papa no tienes que preocuparte por nada, sé cómo manejar la situación, aparte no soy su tipo—un fuerte gruñido escuchó de él —solo te pido que te cuides. —No te preocupes por nada papi, estaré bien, por favor dile a mama y los enanos que los amo—suspira— Claro mi florecilla, te amo —Y yo a ti terminamos la llamada y un gran hueco se forma en mi corazón, papá me está ocultando algo y eso no me agrada para nada, aparte de que con todo eso no pude saber sobre los problemas económicos de ellos, otra cosa que me preocupa y mucho. El teléfono de la empresa repiquetea sin parar, ese escandaloso ruido me tiene con migraña. —Presidencia en qué puedo ayudarle—Abby habla Ruth, la recepcionista —Oh, hola Ruth, ¿ocurre algo? —No, no es nada malo, tengo a una mujer aquí que pregunta por ti, se llama Ana, quieres que la deje pasar —Si Ruth no ahí problema dile que suba, la conozco —De acuerdo enseguida le informo, que tengas buen día Abby —Lo mismo para ti Cuelgo el teléfono confundida, que podría pasar para que la pelirroja de mi mejor amiga esté aquí, sus peculiares tacones hacen ruido por todo el lugar, observo como se contonea cuando camina de esa manera tan conocida que produce muchas miradas por ambos géneros —Hello amiga, decide pasar mi hora de almuerzo con mi mejor amiga¿Qué te parece?—su perfecta risa produce una también en mí, si no la conociera tanto creería que su amor por mí la llevo a compartir su hora de almuerzo conmigo, no me malinterpreten sé que me ama es mi hermana, solo que conozco a Ana desde que teníamos aún pañal, así que presiento que este almuerzo será interesante, salgo de mi escritorio y camino seguida de ella a la cafetería del piso. —Carajo, pero si es mas grande que nuestra sala—sonrió—Lo sé, yo pensé lo mismo la primera vez que la vi, ahora puedes decirme por qué razón estás aquí Ana—ella toca su pecho como si en realidad la hubiera ofendido. —Que feo eso sabes Abby, no puedo almorzar con mi mejor amiga sin tener un segundo motivo —ruedo mis ojos —ash odio que me conozcas tanto —Bueno, no es nada grato cuando tú lo haces conmigo, esto se llama justicia divina amiga —Como sea, en realidad necesito contarte algo que pasó el día que salimos —Déjame adivinar, tiene nombre y se llama Connor —ella asiente—Si correcto, no estoy orgullosa de contarte esto, pero no puedo más, pienso que me volveré loca—entre cierro mis ojos confundida —A qué te refieres Ana, ¿Qué hiciste mujer? —En mi defensa, no sabía lo que hacía, tomamos mucho luego de ustedes irse y terminamos en su departamento, el jodido problema es que no me acuerdo exactamente de lo que sucedió—abro los ojos en su dirección—Carajo Ana, ¿te acostaste con Connor?, ¿perdiste tu virginidad con él y borracha?—se tapa la cara con sus manos—Ahí Dios, escucharlo de tu boca suena aún peor—dice masajeando su frente —Pero claro que suena horrible, por Dios Ana, te volviste loca, hace poco lo conoces —Te dije que no sabía lo que hacía, igual ya no puedo volver atrás, ese hombre tomó mi flor—una carcajada sale de mí con su ocurrente forma de decir que tomo su pureza —¿tu flor?, que manera tan peculiar de referirte a tu virginidad, como sea, realmente quiero saber si al menos se cuidaron, ¿lo hicieron? —Él dice que si, no lo recuerdo joder, solo tengo pequeñas imágenes de ese día, pero lo peor no es eso, lo peor es Connor —No lo puedo creer, ese cretino te abrió las piernas y luego te boto, ¿es en serio?—niega—No joder Abby, no es eso, lo que quiero decir, es que no quiere dejarme en paz, me persigue y acosa todo el tiempo. —Bueno, es lógico, no creo que se encuentren en este tiempo mujeres vírgenes a los veintitrés, o ves muchas, creo que no amiga, igual no veo el problema con Connor, se acostaron, bien ya que, ahora si quiere algo contigo acéptalo, ¿o no te gusta? —ella gruñe—Hasta una ciega sabría lo bueno que esta —Entonces cuál es el problema—mueve sus manos con nerviosismo —Tengo miedo a enamorarme nena—tomo sus manos y las acarició tiernamente —Ana, todos alguna vez nos enamoraremos, es normal, no puedo decirte que no sufrirás, pero si no amas y no permites que te amen nunca sabrás que no debes hacer para cuando llegue él indicado, no te digo que te abras a todos los hombres, solo te dijo que si tienes que arriesgarte para aprender amar, hazlo, puede que el hombre de tu vida sea Connor, pero nunca lo sabrás si no lo averiguas, ¿no crees?—sus pequeños y delicados brazos se cierran alrededor de mi cuerpo—Gracias, nena, eres la mejor en esto —No es que tenga mucha experiencia en el tema, pero siempre buscaré una solución cuando se trata de ti —Por eso te amo. La sala de reuniones se encuentra completamente organizada, hoy es la primera reunión mensual que la empresa hace con todos los departamentos para informarle al señor Miller sobre las cifras de libros vendidos en el mes, tomo mi libreta y me acomoda al lado izquierdo de la sala en donde podre observar todo y tomar apuntes de lo mas importante, orden del señor bestia Miller; La sala empieza a llenarse con cada jefe de los departamentos de la empresa, el Señor Miller es el último en entrar a la sala con su traje negro a la medida y su porte intimidante roba muchas miradas de las personas en la sala, se ubica en la silla principal y con una orden de su mano la reunión da inicio. —Señor Miller, hemos hablado cada departamento y decidimos pasar el informe completo, quiero que por favor mire las cifras de los últimos meses y comparemos la de los últimos dos años restantes, podemos observar que la venta ha disminuido innumerablemente, nuestros clientes frecuentes solo prefieren sus libros, señor, nuestros escritores están un poco preocupados porque sus libros no tienen el mismo rendimiento de antes—un hombre de la edad del señor Miller con un traje azul y muy guapo debo decir es el que dirige la reunión, en realidad entiendo a lo que se refiere, el número de cifras de ventas ha bajado mucho, las personas ya no desean seguir comprando libros en donde el escritor siempre tiene la misma trama, como todo lector desea algo nuevo y eso es lo que Damián Miller siempre ofrece en sus escritos, pero no es suficiente, la empresa necesita más escritores que tengan la misma acogida que tiene él. —Señorita Romero—la profunda voz de Miller hace que levante mi mirada de mis apuntes y la ponga en él—Señor, necesita algo—él sonríe encantadoramente y mueve su mano indicándome que me acerque lo cual hago. —Quiero que me diga que opina usted de lo que el señor Hamilton acaba de decir—mi asombro es tan palpable que todos me observan de la misma manera, aunque para unos no les hace gracia lo que él me pidió —Señor, ¿Quiere que le dé mi opinión? —no levanto mi mirada siguiendo cada paso de la lista, no puedo cometer errores, aunque odie esto, necesito el trabajo. —Puede mirarme Abigaíl, y sí, quiero saber que piensa—levanto mi mirada hacia él, sus ojos verdes como una esmeralda me miran esperando mi respuesta, trago fuerte y empiezo hablar. —Creo que lo que el señor Hamilton quiere decir, es que el público no quiere lo mismo de siempre, podemos ver que las tramas que el Señor Miller maneja son muy variadas y atrapantes a diferencia de los otros escritores—veo a muchos en la sala de acuerdo conmigo—nuestra audiencia la mayoría del tiempo es entre los dieciocho a los treinta cinco, personas que buscan perderse en cada letra que puedan leer, el mundo de la literatura es algo mágico y atrayente, siempre que leemos un libro buscamos un mundo paralelo al que tenemos nosotros—en un momento mi mirada se posa sobre él, y lo que refleja me deja algo pasmada, veo admiración y ¿deseo?, sacudo la cabeza y sigo hablando—deseamos ser y tener lo que en nuestra vida no tenemos, pero también aprender y conocer algo que no sabíamos podía existir, creo que el buscar nuevos escritores con una diferente manera de escribir sería algo bueno para la empresa, hoy en día hay muchas plataformas que les permiten a escritores principiantes mostrar su trabajo, en ellas podemos ver como miles de escritores tienen una interacción muy íntima con sus lectores, personas que aman leerlos y en ellos encuentran lo que buscaban, creo que sería una buena manera de descubrir nuevos talentos para Miller Editorial—cuando terminó de hablar mis manos sudan y las caras de asombro en cada persona es reconfortante para mí, pero eso no es nada comparado con la gran y amplia sonrisa que me regala Damián Miller, podría decir que se siente orgulloso de mí, lo podría creer si no conociera ya un poco del hombre que tengo frente a mí.
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