Capítulo 7 El hombre en las fotos
El peso del día caía sobre Jessica mientras regresaba a su apartamento, cada paso arrastrándose con agotamiento.
Selene había terminado su turno antes y ya había recogido a Arthur del jardín de infancia.
"¿Ya volviste?" La voz de Selene sonaba llena de curiosidad. "¿Cómo fue tu primer día? ¿Todo salió bien?"
Jessica le lanzó una mirada fulminante. "¿Por qué no me dijiste que Vertex es la empresa de los Hensley?"
La ceja de Selene se arqueó sorprendida. "¿Así que conociste a Charles, eh? ¿Y cómo es? ¿Tan guapo como dicen?"
Los ojos de Jessica se entrecerraron. "¿Y qué importa? ¡Es el tío de Hugh!"
Selene agitó la mano con desdén. "¿Y qué? Vertex no es un sitio al que cualquiera entra. Deberías alegrarte de haber conseguido el trabajo. ¿A quién le importa si es el tío de alguien? ¿Crees que te va a causar problemas por Hugh?"
Jessica frunció el ceño, cada vez más irritada. Eso no era lo que le molestaba. No le tenía miedo ni a Hugh ni a Charles. Simplemente no quería tener nada que ver con los Hensley ni con sus enredos.
En ese momento, Arthur entró tambaleándose en la habitación, sujetándose el estómago con ambas manos. "Mami, me duele la barriguita."
El corazón de Jessica dio un vuelco. Corrió hacia él, se arrodilló y apoyó la palma en su pequeño vientre. "¿Qué pasó? ¿Algo en el jardín te hizo daño?"
Arthur negó con la cabeza, débil, el rostro pálido y gotas de sudor en la frente. "No lo sé."
Jessica lo conocía bien—si no fuera grave, no se quejaría.
"Te llevo al hospital ahora mismo," dijo, con voz firme.
La expresión de Selene reflejaba la preocupación de Jessica. Agarró las llaves del coche en un instante. "Voy a por el auto."
Fueron corriendo al hospital, el malestar de Arthur evidente con cada minuto que pasaba. El médico lo examinó a fondo antes de dirigirse a Jessica. "¿Dijiste que volviste de Mecria ayer?"
"Sí," confirmó Jessica, asintiendo.
"Esa es la causa. Es un leve malestar estomacal por el cambio de ambiente. Nada grave—solo un poco de dolor de barriga y diarrea. Le recetaré algo."
Jessica sintió un gran alivio. "Gracias, doctor."
Tras recibir la receta, Jessica fue a la farmacia, mientras Selene se quedaba vigilando a Arthur.
De regreso, algo llamó la atención de Jessica. Una figura.
Giró hacia el pasillo opuesto. Se le cortó la respiración. Allí, a lo lejos, estaba Rhea.
Habían pasado cinco años, pero Jessica la reconoció al instante.
La mujer que le había robado la boda, el prometido. ¿Cómo podría olvidarla?
Rhea conversaba con un hombre de bata blanca, sus palabras perdidas entre el murmullo de los pasillos del hospital.
Pero sus gestos—los roces sutiles, la forma en que se inclinaban el uno hacia el otro—decían mucho más. Para cualquiera que los viera, podría parecer algo más que una simple conversación.
¿Había traicionado Rhea a Hugh?
La mirada de Jessica se agudizó mientras estudiaba al hombre. Ese rostro—tan familiar. El corazón le dio un vuelco. Era él. El hombre de las fotos. El escándalo que había arruinado su boda.
Un escalofrío la recorrió. Se dispuso a acercarse, sus pasos rápidos, pero entonces una sombra bloqueó su camino.
"¿Jessica?" La voz era profunda, suave—un tono grave que la detuvo en seco.
Alzó la vista y, allí, frente a ella, estaba Charles. Su rostro tan parecido al de su hijo que la sobresaltó por un instante. Por un momento, casi olvidó lo que estaba haciendo. Pero enseguida volvió en sí.
Intentó apartarse, sus ojos buscando el pasillo, desesperada por ver al hombre y a Rhea. Pero ya no estaban. Habían desaparecido.
Charles la observó, el ceño fruncido. "¿A quién buscabas?"
La frustración invadió a Jessica. Se habían escapado.
Respiró hondo, obligándose a recuperar la compostura. Al fin y al cabo, él era su jefe. No podía ser grosera.
Bajó la mirada, ocultando su agitación. "Solo creí ver a alguien."
Charles notó la receta en su mano. "¿No te encuentras bien?"
Jessica evitó su mirada. "Es mi hijo. No se sentía bien, así que lo traje al médico." Levantó la vista brevemente y añadió, "¿Y usted qué hace aquí, señor Hensley?"
La mención de su hijo pareció despertar algo en la memoria de Charles. Recordó al niño del aeropuerto—esa expresión terca y orgullosa. Había algo familiar, como una pieza de rompecabezas encajando en su sitio.
Observó a Jessica, su sospecha creciendo.
"¿Qué le pasa?" La pregunta se le escapó antes de poder evitarlo.
Jessica no dudó. "Solo un pequeño malestar estomacal por el cambio de ambiente. El médico le recetó algo."
Los labios de Charles se curvaron levemente, divertido. "Dile que deje el helado y estará bien."
Jessica alzó la mirada, atraída por la sutil sonrisa en sus labios. Maldición. Esa forma de sonreír—en ese instante, se parecía tanto a su hijo.
No podía apartar la vista.
Charles se inclinó, su aliento cálido junto a su oído, su voz un susurro bajo y peligroso. "Sabes, mirar a un hombre así... puede ser muy peligroso."