Capítulo 61 Aun quedan buenas personas
Amelia y sus familia se quedaron con mi pequeña mientras yo me marchaba a la calle para buscar la cabina que la señora me había indicado, cuando la encontré y con las manos temblorosas, saque de mi bolso mi monedero para poder coger alguna monedas y poder llamar Aaron por teléfono, acordandome en ese momento que no me dijeron donde exactamente me encontraba. Introduje las monedas en el el teléfono público, escuchando la voz de una señorita
— Buenas noches, soy la centralita a que numero de telefono quiere que le ponga en contacto por favor — me dijo
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