—¿Están locos? —Chiara bajó los cubiertos y fulminó a Israel con una mirada enojada—. ¿Tiene pinta de que puedo permitirme ser la sugar mommy de alguien? Aún me duele el corazón tras transferir 600.000 a Neizan ayer.
Poco a poco, la expresión despreocupada de Israel se tornó más oscura al oír a Chiara mencionar el dinero. También soltó sus cubiertos.
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