Capítulo 8 ¿Mami, por qué no te divorcias?
Ladeando la cabeza, Sheila preguntó a Chiara:
—Mami, ¿qué tal si te divorcias de Papá?
Eso le hizo gracia y entristeció a Chiara al mismo tiempo.
—¿Por qué dices eso?
—Creo que Papá no te quiere —dijo Sheila balbuceando mientras masticaba un trozo de verdura—. Los padres de todo el mundo siempre están cariñosos todo el día, pero Papá solo viene a verme dos veces al año. Además, cada vez que vuelve, se va después de hablar un poco contigo. Ni te besa ni te abraza; lo más importante, no le importo. ¡Ya no quiero a este papá!
Chiara se sintió un poco mal. No se atrevía a contar la verdad a su hija, pero temía que ella no tuviera un padre cuando todos los niños en el vecindario tenían uno. Por lo tanto, hizo que alguien le ayudara al venir algunas veces al año para que su hija supiera que tenía padre. No se esperaba que su hija fuera tan inteligente y considerada con ella.
Sheila continuó:
—Mami, no creas que tu divorcio me pondrá triste. Preferiría que encontraras otro marido a que tú y yo veamos a tu marido, mi padre, solo una vez al año. Puedo aceptar tener hermanos siempre y cuando mi papá nuevo me quiera.
—Chica boba. —Los ojos de Chiara se enrojecieron por las palabras de su hija—. No me hace falta marido; solo quiero cuidar bien de ti.
—Pero yo sí quiero un hermano. —Sheila sonrió con ternura—. ¡Quiero que Papá y tú me consintáis, y quiero tener un hermano que me mima como a una princesa!
Chiara acarició el cabello de Sheila sin decir nada. Recordó a su hijo mayor, el que se había llevado el mayordomo, y se preguntó si le iba bien todo en ese momento. Si fuera posible, algún día quisiera ver a su hijo y abrazarlo.
Robando una mirada a la expresión melancólica de Chiara, Sheila juró para sus adentros: «¡Debo encontrar a un apacible y guapo papá nuevo para que Mami sea feliz todos los días!».
Esa noche, Chiara recibió un correo electrónico del departamento de recursos humanos deSunhill Enterprise, diciéndole que se presentara a trabajar en el hotelSunhill al siguiente lunes. Mientras recogía sus cosas, vio a su hija jugar con la tablet, y no pudo evitar acercarse a ella.
—¿A qué juegas, cariño?
Sheila rápidamente se aferró la tablet al pecho.
—No puedes verlo, Mami. ¡Vete!
—Vale, vale. No lo miraré.
Cuando Chiara se marchó, Sheila siguió rellenando la información. Siguió rellenando el nombre de Chiara y subió una foto. La línea en la esquina inferior derecha de la página web ponía: “Sitio web de citas OkCupid”.
Cuando por fin terminó, Sheila se estirazó con ganas. «Los hombres que vi hoy eran agradables, pero me gusta tanto el señor que vi en el aeropuerto. ¡Puedo decir de un vistazo que es la pareja perfecta para Mami! ¡Qué lástima que no pudiera encontrar la información de ese hombre, y primero solo puedo utilizar a estos hombres en su lugar!».
Chiara aún no era consciente de que su inteligente hija la había ‘vendido’.
Dio la casualidad de que el día que Chiara se presentó a trabajar en el hotelSunhill, era el décimo aniversario del hotel. Tras una breve presentación a los empleados, Chiara se vio inundada de las celebraciones de aniversario. Una fina capa de sudor cubría su frente mientras estaba parada en el lobby, al tiempo que daba instrucciones a los empleados de arriba a través de su walkie-talkie.
—¿Chiara?
Chiara se quedó congelada por un momento al oír la conocida voz. Sus manos, que estaban posados en el mostrador, se apretaron poco a poco para formar puños. «No puede haber tanta casualidad».
Se giró para contemplar a la pareja joven que tenía delante.
Parecían muy íntimos. El hombre era alto y guapo, y una mirada palpable de sorpresa pasó por sus ojos cuando vio a Chiara girarse para mirarlos. Por su parte, la mujer se aferraba con fuerza al brazo del hombre, luciendo muy enamorada.
Era imposible decir que a Chiara no le entristecía ver a su exnovio de nuevo tras cinco años. Se apretó los puños con fuerza, intentando ocultar sus emociones con una sonrisa mientras le dolía muchísimo el corazón.
—Hace mucho tiempo que no nos vemos.
Cristóbal se quedó mirando a Chiara con una expresión complicada en sus ojos. Abrió los labios al intentar decir algo, pero al final no dijo nada.