Ofelia de verdad no esperaba que Elsa fuera capaz de encontrar tantas pistas. Temblaba de miedo, y sus piernas apenas la sostenían pues casi cayó de rodillas.
—¿Por qué no dices nada? ¿No estabas debatiendo conmigo con tanta elocuencia hace un momento? ¿Por qué estás tan callada ahora? —Elsa sonrió al ver lo agitada que estaba la mujer. En ese momento supo que la información que desenterró era prueba irrefutable.
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