Capítulo 87 Un secuestro
—Bien, no es asunto mío. Ustedes pueden seguir de tortolitos aquí. Perdón por molestarlos. —Yaneli contuvo las lágrimas y terminó la frase. En cuanto dijo eso, salió corriendo y llorando.
Desde lejos, cuando Elsa la miró salir del lugar, su frente se arrugó. Justo cuando quería perseguirla, alguien la sujetó por la muñeca.
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