Capítulo 62 Mi diosa afrodita

Cuál fue su sorpresa al preguntar por ella y enterarse de que ninguna de las chicas que ofrecían servicios sexuales correspondía con la descripción que él tenía de la joven. Byron se sentía frustrado y confundido, ¿cómo era posible que ella hubiera desaparecido así como si nada? ¿Acaso había sido solo una ilusión de una noche? Pensar en la posibilidad de que la mujer que buscaba hubiera desaparecido sin dejar rastro solo logró aumentar la frustración de Byron, haciendo que caminara de regreso hacia la zona de striptease del Lux con un gesto de molestia en el rostro. El ambiente estaba cargado de humo de cigarro y perfume barato, y las luces tenues del club nocturno creaban sombras seductoras sobre los cuerpos de las bailarinas en el escenario. En ese momento, la voz de Genaro, el supuesto dueño del club, retumbó a través de los altavoces, interrumpiendo la música de fondo y capturando la atención de todos los presentes.