Capítulo 9 Ahora eres mía
Dylan se levantó rápidamente y a penas se cubrió con una bata de raso negra a medio muslo, ni siquiera se molestó en ponerse la ropa interior y salió rápidamente al encuentro de su mejor amiga.
— No te creerás lo que me pasó, resulta que por fin me he tirado a Phantom y el muy imbécil se…
Se quedó muda al ver a ese hombre en su cocina cocinando, tal y como dijo la noche anterior.
Ethan no era de hacer el tipo de cosas que se encontraba dispuesto a hacer en esa mañana, por nadie, ni siquiera para el mismo a menos que estuviera en una maldita situación de vida o muerte.
Sin embargo, ahí estaba preparando un desayuno ligero para la mujer con la que había pasado casi toda la noche fornicando tal y como se lo había dicho tras follar la primera vez en la barra de la cocina, por lo que se levantó sin hacer el menor ruido posible para no despertarla.
Ethan o, mejor dicho, Phantom, no pudo evitar sonreír al escuchar lo que salió de los labios de la joven al creer que era otra persona la que se encontraba en ese momento en su cocina.
—El tal Phantom que te has cogido parece que no sabe follar, dónde despiertas enojada — mencionó él hombre, con una sonrisa arrogante en el rostro llena de coquetería y algo de burla, al darse cuenta de que ella se había quedado sin palabras —. No soy Romina, pero estoy dispuesto a escuchar sobre ese tal Phantom si vienes hasta acá y me cuentas qué es lo que te molesta de ese sujeto— le retó Ethan, estaba seguro de que su molestia había sido por haber despertado y encontrado el lado de su cama vacío.
— ¿Y tú cómo sabes que mi compañera de piso se llama Romina si yo no dije su nombre?— Preguntó intentando no responder a su pregunta, no quería parecer desesperada por él, aunque lo estuviera, él no tenía porqué saberlo o como mínimo no saldría de sus labios.
Se acercó a él para abrazarlo, pegándose a su cuerpo mientras deslizaba las manos por su torso desnudo, que bueno estaba el maldito.
— ¿O donde vivo?
Si, sin duda no pensaba ponerse en evidencia así que desviaria su atención tanto como pudiera.
Phantom sonrió al sentir las manos de la joven deslizándose por su torso desnudo. Había hablado de más sin darse cuenta, es más, esa mujer no dejaba de lograr que él hiciera cosas que no estaba acostumbrado a hacer.
—Bueno, no lo sabía, pero el rostro de tu amiga concuerda con alguien de ese nombre y si me dices como lo se… — Phantom le señaló una foto situada en una pequeña estantería donde estaba la foto de dos chicas sonriendo.
Se dió la vuelta quedando frente a la joven con la sartén llena de huevos revueltos en su mano derecha colocándola en la barra, enfrentándose a ella.
— No es justo, ni una marca te hice yo — se apartó de él solo para dejar caer la bata que la cubría al suelo y quedar completamente desnuda frente a él — mírame a mí, toda llena de marcas ¿Cómo esperas que baile esta noche así?
—¿Quién te dijo que ibas a bailar está noche?— le preguntó él, tirando de ella hacia su cuerpo, tomándola de su lindo trasero respingo y colocándola sobre la mesa —, y no solo eso. También serás mi mesa está mañana…— murmuró haciendo que cayera sobre la mesa.
— Debo mantenerme de algún modo y bailando, definitivamente, ganó tres veces más que en cualquier otro trabajo ¿O vas a mantenerme tú? — preguntó dejándose sentar en la mesa y recordando lo que dijeron la noche anterior.
—Si, si me dejas— le respondió, dejando que sus labios se deslizaran por el grácil cuello de la joven —¿Acaso no te quedó claro que ahora eres mía? Pero hablemos de eso después del desayuno, yo ya hice mi parte ahora toca que tú hagas el tuyo
— Si, ahora estoy recordando cuál es ese trato, tú me hacías el desayuno y yo te serviría de mesa — se dejó caer sobre la mesa tumbada boca arriba, sus pechos se veían firmes, su espalda se arqueaba levemente para darle mejor visión de su bonito y trabajado cuerpo de bailarina — y yo siempre cumplo con mis palabras.
—Me gusta que seas cumplida — mencionó Phantom con su voz ronca a causa de su excitación, colocando sobre la joven la fruta que había picado con anterioridad, se haría una hermosa mesa de desayuno, la mejor hasta ahora en toda su vida.
— Además que tenerte, comiendo de mi no es algo que me desagrade precisamente.
Par cuando terminó, la joven se encontraba cubierta, no solo de fruta, también de sirope el cual él empezaba a limpiar de su cuerpo, con su lengua erizando su piel, haciendola jadear en cada nueva caricia osada que le daba, llegando al mismo sexo de la joven.
Ese hombre era perfecto, Dylan lo sabía, pero su lengua y sus labios recorriendole el cuerpo la hacían enloquecer, hasta que sintió ese calor y humedad en su sexo, ella jamás había experimentado algo así, al fin y al cabo era novata en ese tipo de encuentros.
— Phantom — gimió con fuerza, nada que ver con los pequeños gemidos que exhaló al sentir su lengua por el cuerpo, nada que ver con la descarga de placer que la recorrió cuando lo sintió ahí abajo, en medio de sus piernas.
Él volvió a disfrutar de todo lo que le provocaba a la joven. Si algo tenía claro como Ethan y como Phantom, era que esa hembra era suya, de ambos, no importaba si tenía que ir contra de su padre y sus designios ya trazados para él.
Pero no era momento de pensar en eso y si de seguir moviendo sus labios y su lengua por la feminidad de su amante.
Los gemidos de Dylan se escuchaban por toda la habitación, la forma en que se retorcía sobre la mesa de desayuno sintiéndose deshacerse poco a poco en la boca de su amante.