Capítulo 45 Byron y afrodita
Pero lo que se encontraba recordando en ese momento Romina era una historia pasada, y en ese momento lo que deseaba era ir con ese hombre y volver a gemir su nombre.
Byron sonrió al darse cuenta de que el coche de Ethan ya no estaba, aunque el de Dylan seguía aparcado a un lado de la calle. Esa una clara señal de que se habían marchado juntos, y entonces cayó en la cuenta de que él no había llevado uno de sus coches tuneados allí. Si no uno de los autos que usaba como Alexander, demasiado sobrio y lujoso para pertenecer a un simple corredor clandestino, no podía permitirse tener muchos de esos fallos si quería seguir conservando su tapadera.
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