Angie pensó que por fin la suerte estaba a su favor después de haberse hecho con la vaca lechera tan rápido. No tendría por qué seguir viviendo en la pocilga.
Sin embargo, la respuesta del anciano apagó la esperanza encendida en su interior. Despilfarró sus riquezas como si fueran basura. Era audaz y sincero.
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