Capítulo 119 No me digas que lo quieres
Mientras tanto, Lin Xichen se quedó dormido en los brazos de Lin Xinyan de camino de regreso a la residencia. Un lado de su rostro todavía estaba rojo e hinchado. Lin Xinyan se sentía muy angustiada y quería tocarlo, pero temía lastimarlo; estaba muy callada y no dijo nada, mientras limpiaba sus lágrimas en silencio, pues era la primera vez que Lin Xichen se lastimaba. Tal como decía un dicho chino: «las heridas son en el cuerpo del hijo, pero el dolor queda en el corazón de la madre».
Zong Jinghao la miró a través del retrovisor, intentando consolarla para que no estuviera demasiado molesta, pero después de abrir la boca, no supo que decir. Nunca había sido padre, así que no podía entender sus sentimientos.
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