Capítulo 4 Un matrimonio sin boda o ceremonia
A pesar de que era una pregunta, no era prudente rechazarlo, así que Lin Xinyan asintió. Parecía que él tenía algo que decirle, lo cual era perfecto, porque ella también quería hablar con él.
Lin Guoan le dio a Lin Xinyan una mirada de advertencia, y le dijo:
—Deberías saber interpretar la situación.
Si ella lo había ofendido incluso antes de que se casaran…
Al mirar el rostro de Zong Jinghao, le pareció que no estaba satisfecho con ella. La familia Lin necesitaba a los Zong, ya que les serían muy útiles para su negocio y Lin Guoan no permitiría que su hija arruinara este matrimonio.
Lin Xinyan pretendió no haber visto nada y caminó cerca de ellos detrás de Guan Jing. Sabía con exactitud qué era lo que Lin Guoan estaba pensando. «¿Por qué está pensando eso? ¿Acaso espera que lo ayude después de que sea parte de la familia Zong solo porque es mi padre?» Sin embargo, él nunca la había tratado como si fuera su hija, ni siquiera sabía cómo había vivido durante esos ocho años.
Lin Xinyan iba perdida en sus pensamientos hasta que chocó con algo duro y se golpeó la cabeza. Cuando levantó la mirada, se encontró con un rostro perfecto que la veía desde arriba. Era tal y como lo había sospechado, aquel hombre podía ponerse de pie y eso significaba que su suposición era correcta. Pudo sentir que los vellos de sus brazos se le ponían de punta, mirándolo y pretendiendo estar calmada.
—Estaba fingiendo ser discapacitado, ¿verdad? —dijo ella.
Zong Jinghao entrecerró los ojos; no se sentía bien al saber que alguien podía leerle la mente.
—¿Por qué te casarías conmigo si sabes que soy discapacitado? ¿Qué es lo que ves en mí? ¿Dinero? ¿Quieres convertirte en una señora adinerada? —preguntó él con un tono de voz intimidante.
Mientras él la veía, Lin Xinyan sintió una corriente de aire que se filtraba por su cuerpo, tal como si una mano invisible estrujara su corazón con fuerza y apenas podía respirar. No obstante, no mostró ni un ápice de esto en su rostro al responder:
—Yo tenía dos años cuando este matrimonio se arregló. ¿Cómo podría haber entendido el concepto de riqueza a esa edad? ¿Cree que le rogué a nuestras madres que nos comprometieran? —Hizo una pausa para recuperar el aliento, y luego prosiguió—: Cuando yo tenía dos años, usted ya tenía diez. Es ocho años mayor que yo, ¿acaso me he quejado de que es viejo?
Zong Jinghao se burló en su interior; ella no solo era buena para expresarse, sino que también era ingeniosa. ¡Excelente! «¿Yo?» «¿Viejo?»
En el aire se podía sentir cierta tensión. Ambos se miraban a los ojos y las chispas salieron volando, pero nadie quiso ceder. Lin Xinyan, quien tenía sus manos en los costados, apretó los puños. La única razón por la que había accedido a casarse con él, era porque Lin Guoan le había prometido que le devolvería la dote de su madre y además, su objetivo no era convertirlo en su enemigo.
—Señor Zong, sé que no quiere casarse conmigo. Pero, en realidad, no es tan malo… —dijo ella, suavizando la voz. Hizo una pausa antes de continuar para ver la expresión en el rostro de Zong Jinghao. Las ocultaba muy bien; aun así, ella podía notarlas—. Señor Zong, hagamos un trato.
Ella nunca pensó en formar parte de su familia. Había accedido a casarse, pero solo era para poder regresar a su país y recuperar lo que le pertenecía.
—Ja, ja… —rio Zong Jinghao, pues le había parecido un chiste porque él nunca llegaría a un trato con ella.
Lin Xinyan tragó saliva y tenía la espalda cubierta con una capa de sudor frío de lo nerviosa que estaba. Zong Jinghao era alto, por lo que ella tenía que dirigir su mirada hacia arriba para poder hablar con él.
—Sé que está fingiendo ser un discapacitado para hacer que la familia Lin se retracte de este matrimonio arreglado. Accederé a mantener la promesa, porque tengo mis razones.
Esto último captó el interés de Zong Jinghao, puesto que le pareció que era un trato que estaba condicionado.
—¿Qué quieres?
—Un mes. Estaremos casados por un mes y luego, nos divorciaremos.
Un mes era tiempo suficiente. Una vez que tuviera en su poder la dote de su madre, solicitaría el divorcio.
—¿Este es el trato que quieres hacer conmigo? —Zong Jinghao frunció el ceño.
—Sí, este matrimonio es algo por lo que tenemos que pasar. Esta es una promesa que nuestras madres hicieron, no podemos faltarles al respecto retractándonos.
»Después de que nos casemos, podríamos decir que no éramos una buena pareja y entonces, solicitamos el divorcio. Así, podrá seguir con su vida. No veo cómo es que este trato pueda ser desfavorable para usted. —Lin Xinyan redujo la velocidad en la que hablaba; luego, continuó—: Creo que te gusta alguien más, y que por eso es que te has esforzado tanto en hacer que la familia Lin se retracte del acuerdo del matrimonio.
El rostro de Zong Jinghao se tornó sombrío.
—Sí que eres lista… —dijo con un tono de voz lento y con una notable molestia.
Y, en efecto, él quería darle a Bai Zhuwei el lugar que se merecía. Lo había conmovido el sacrificio y el silencioso sufrimiento que había soportado en aquel momento. Zong Jinghao posó su mirada en la pretenciosa expresión de la mujer.
—¿Qué hay de ti? ¿Tú qué ganas al casarte conmigo por un mes? —Zong Jinghao nunca creería que lo hizo solo para satisfacer los intereses de él.
Lin Xinyan sintió que brotaba de ella un sentimiento de preocupación, pues asumió que no podía decirle que lo estaba haciendo por la dote de su madre. Y aunque no se le ocurriera una razón, él no la creería.
—Mi madre está muy preocupada por este matrimonio y su salud no es la mejor, así que no quiero decepcionarla.
Al decir esto, apartó la mirada hacia otro lado a sabiendas que estaba mintiendo, su madre nunca quiso que ella formara parte de la familia Zong.
Zong Jinghao hablaba con un tono de voz que tenía cierto matiz de intimidación, como si supiera lo que ella estaba pensando.
—¿Ah, sí?
Lin Xinyan sintió como si tuviera espinas que le presionaban la espalda. La mirada de ese hombre era tan penetrante que parecía que estuviera leyéndole los pensamientos.
Cuando ella estaba meditando acerca de su siguiente movimiento, el celular del hombre comenzó a sonar en su bolsillo. Zong Jinghao la miró por última vez antes de sacar su teléfono, y cuando vio el nombre que aparecía en la pantalla, su expresión se suavizó. Se dio la vuelta para tomar la llamada, pero enseguida se volvió de nuevo.
—Si solo es por un mes, no habrá necesidad de que tengamos una boda —dijo él.
Lin Xinyan no tuvo más opción que aceptar.
El doce de agosto, Guan Jing fue a recoger a Lin Xinyan. No hubo boda ni ceremonia, sino que solo firmaron el certificado de matrimonio. A Lin Xinyan no le importó mucho, pues sabía que eso solo era un trato entre ellos dos y que de no haber sido por el compromiso, sus caminos nunca se habrían cruzado.
Después de un rato, el auto se detuvo enfrente de una villa hecha de una piedra magnífica y tenía un aspecto impresionante bajo el brillante rayo de sol.
—Entre —señaló Guan Jing.
Ese hombre no mostró emoción ni interés en ella, solo hacía su trabajo habitual, el cual comprendía el hecho de que sabía que su matrimonio con Zong Jinghao solo era para mantener en pie la promesa. Ella no era una esposa «real» en la familia Zong.
A pesar de que la casa era grande, no había casi nadie presente, excepto por una sirvienta. Guan Jing apenas la presentó antes de irse, lo cual hizo que Lin Xinyan no se sintiera muy cómoda.
—Esta es la casa del señor Zong. Yo cuido de él. Me puede llamar señora Yu. —La señora Yu la llevó a su habitación y le dijo—: Si necesita algo, por favor, llámeme.
Un mes no era un periodo largo de tiempo y Lin Xinyan había llevado sus propias cosas a la casa, por lo que era poco probable que le pidiera algo a la señora Yu, pero aun así, respondió:
—De acuerdo.
La señora Yu abrió la puerta, se dio la vuelta, la miró y dudó por un instante.
—El señor no vendrá a casa esta noche porque hoy es el cumpleaños de la señorita Bai —suspiró.
A pesar de que no habían tenido una boda, ella era la esposa, tal y como lo demostraba el documento. Aquel era el primer día de su matrimonio y sin embargo, él se había ido a pasar tiempo con otra mujer. La señora Yu sintió pena por Lin Xinyan, puesto que ese era solo el primer día de casados, y Zong Jinghao ya la estaba tratando pésimo.
«¿Qué será de ella en el futuro cercano?»