Capítulo 2 Uno
Había sido una tarde de las peores que ha tenido.
El auto en el que viaja se detuvo frente una casa que parecía más aterradora que sombría, el chofer se bajó del coche abriendo la puerta del mismo para ayudarle a salir, era una residencia enorme de los plantas con la entrada cercada con barrotes de acero.
¿Era una prisión o una casa?
Salió, se abrió paso empujando las rejas del portón que soltaron un chirrido quizás por falta de aceite o una advertencia que ella no supo distinguir.
Anduvo hasta la entrada y abrió con aquella llave que le proporcionó la familia de Gael.
Soltó aquel aire que no sabía estaba conteniendo en sus pulmones.
Entró.
La estancia era tan de lujosa y enorme, atravesó la sala yendo directo a las escaleras, subió cada tramo luchando con aquel pesado vestido que le hacía ver como una princesa.
Anduvo a tientas por el largo pasillo hasta una habitación que tenía un moño rojo en la puerta, ella restó importancia, sus pies dolían y solo quería arrancarse ese vestido.
Giró la manija, se adentró en la habitación.
Mientras hacia su recorrido fue quitando aquel palillo hermoso que sostenía recogido su cabello, casi se arrancó la ropa, se sentía tan sofocada. Quería llorar ante la frustración de su reencuentro. Quitó botón por botón casi haciéndose daño en las manos al halar con fuerzas las telas.
Retiró el vestido.
Quedándose en bragas y sostén, se sentó en la cama un instante antes de andar unos pocos pasos y lanzar sus tacones lo más lejos que pudo en la habitación, se quitó hasta la última pieza de ropa.
Desnuda.
Siguiendo firme su andar hacia la ducha.
Tomó con su mano la perilla de la puerta haciéndole girar un poco, ella consiguió abrir por completo, se inmovilizó al encontrarse aquel rostro tan conocido frente a ella.
Gael que estaba saliendo de la ducha con una toalla de baño cubriendo su parte baja del cuerpo, alzó una ceja, ante las acciones ajenas. Llevó con su vista recorriendo el cuerpo contrario.
Alisha, su esposa, entró en pánico.
Arrancó la toalla de baño que Gael utilizaba para cubrir su cuerpo, y cayeron juntos.
El peso ajeno no impactó tanto contra ella.
Gael se sostuvo con sus manos quedándose un poco suspendido, esos ojos grises conectaron con los suyos, eran tan hermosos; parecían contener el universo. Gael se acercó intencionalmente hacia Alisha, dejando caer por completo su cuerpo desnudo sobre el ajeno, esa cercanía tan repentina sobre ella y la escasez de centímetros en su rostro, el ambiente se volvió tenso.
"Tienes miedo" susurró con voz ronca.
Mientras el corazón de Alisha latía salvajemente.
Gael mantuvo esa postura tan íntima, aun así sus palabras fueron tan despiadadas.
"Sientes que te trato mal por lo que no puedes esperar acercarte a mí" espetó lleno de cinismo.
Aunque su rostro era tan atractivo casi esculpido por los mismos ángeles, sus palabras eran demasiado crueles.
"Acaso no podías esperar que te has enredado con otro hombre en la boda" acusó sobre los labios ajenos.
"No es así..."
Gael se levantó con frialdad, impulsándose un poco con sus manos.
Su mirada era tan afilada que le hacía sentir tan pequeñita, ese hombre no parecía ser aquel que había conocido antes.
Alisha sostuvo la toalla de baño contra su cuerpo como si fuese su salvavidas.
"No gastes energía en actuar tan deliberadamente" le advirtió, importándole poco si ella veía su cuerpo, se supone que estaban casados y él tiene suficiente confianza en sí mismo. "Eramos una pareja ficticia y solo será eso, un matrimonio ficticio"
"Eres un..."
"¿Qué? Quieres discutir con tu señor"
Gael se inclinó un poco y sostuvo su mentón.
"Si incumples el contrato, recuperaré la enorme cantidad de dinero que he prestado a tu familia" él le soltó haciéndole ladear un poco su rostro.
Alisha sentía sus ojos cristalinos.
"Vete a la mierda" musitó.
Gael que estaba inexpresivo, ignoró aquellas palabras que acusa del silencio escuchó con claridad.
Bufó
Anduvo unos pasos antes de girarse un poco.
"Tendremos un banquete por la noche" él ladeó una sonrisa llena de mofa, antes de advertirle. "No te hagas la ofendida porque no puedes afrontar las consecuencias"
"¿Ofenderme?" Alisha soltó una risa. Ella encontró su mirada con aquel hombre. "¡Crees que me interesan tus advertencias sin sentido!"
"Será mejor que te calles"
"Es un engreído" ella se levantó del piso, primero se sentó y finalmente se incorporó. Dejando caer aquella toalla que cubría su cuerpo, se llevó sus manos a la cintura. Ignorando por completo que no lleva nada para cubrirle. "No sabes más que ladrar"
Gael ladeó una sonrisa sarcástica.
"Quieres educarme" él se atrevió a reírse "Tú, una persona con poco valor, apenas sabe lo que busca"
Alisha se acercó.
"Fue tan divertido dejarme con miles de ojos especulando"
"Le das tanta relevancia" él desvió su mirada.
Gael Williams era una cabeza más alto que ella, tenía unos hermosos ojos color grises, su melena estaba revuelta y unas gotas de agua escurrían por su sien, él observó aquella persona. Su esposa tenía el cabello en rubio, unos labios hermosos, un poco más baja que él, sus ojos eran azules.
"¿Relevancia? Si quieres fingir, ¡hazlo bien!"
"Eres tan ingrata"
"Si vuelves a insultarme te golpearé" le importó poco lo que ocurría después, no iba permitirle seguir por ese tortuoso camino.
"Eres divertida" soltó el hombre frente a ella, esos ojos azules estaban al borde de romperse en llanto y venía con una actitud tan altanera, era divertido.
Ella alzó su mano dispuesta darle una bofetada.
"Suelta" ella lucho queriendo librarse del agarre. "No vengas imponiendo tus..."
"¿Qué?"
Gael se atrevió a reírse en su cara.
"Un poco de estatus no te..." quiso contraatacar siendo interrumpida por el hombre frente a ella.
"Te hace mejor. ¡Golpear te hace mejor que yo!" Gael soltó el agarre haciéndole retroceder un poco, ella se asustó por tan rápido cambio en aquel hombre. "Será mejor que no vengas hacerme reír siendo tan histérica"
Aunque sus palabras fueron mordaz su voz se mantuvo apacible, le lanzó una última mirada antes de salir por la puerta.
Gael se había marchado con una mala cara.
Se veía tan enfadado.
Alisha recogió la toalla y se metió al baño.
Se ducho, al regresar a la habitación, se acercó a la cama notando aquel vestido tan elegante, ese que le hizo entender por qué su esposo había regresado antes de tiempo.
Se veía sumamente caro.
De las mejores telas, y estaba segura serían del mejor diseñador.
Sin embargo, desvió su mirada hacia aquella fotografía que había junto a la cama.
El tiempo si que solía pasarse de prisa, no sabía nada de lo que ocurrió en diez años, él había hecho su propio camino y consiguió su amor, él sería tan feliz con la mujer de esa fotografía. No lo sabía.
Se supone que era la habitación de su boda.
"Esposo" expresó en un débil susurró.
En la cabecera de la cama estaba la fotografía de su ahora esposo con otra mujer, ambos sonreían.
Fue la primera vez que sintió envidia.
Esa mujer de la fotografía era elegante, exquisita y hermosa.
"Calma" se dijo a sí misma, al sentir aquel líquido que había contendido, ahora caían sobre sus mejillas. "Estarás bien"
Limpió aquella lágrima rebelde.
Y sonrió.
Alisha Walsh no era tan débil.