Capítulo 33 Dolorosa confesión
Las manos de Paula empezaron a temblar y sudar ante aquel cuestionamiento, su corazón palpitó con fuerza descomunal, su mirada se llenó de angustia.
Juan Andrés notó como palideció, percibió su temblor y hasta tuvo miedo de que fuera a desmayarse como solía ocurrirle.
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