Capítulo 95
Los días habían pasado y, por fortuna, las cosas estaban mucho mejor. Maximilien y Helena disfrutaban de una felicidad plena al contar con sus tres hijos sanos y salvos en casa. El secuestro del bebé había sido terrible y los momentos de incertidumbre que pasaron eran algo que querían dejar en el olvido.
—No puedo creer que por fin los tengamos a los tres juntos, mi amor —dijo Helena mientras acariciaba la cabecita del bebé que había sido rescatado—. Sentí que me moría cuando esos desalmados se llevaron a nuestro pequeño.
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