Capítulo 101 Amar a un hombre despiadado
Leah dejó escapar un aliento tembloroso, sus rodillas presionando el colchón a cada lado de él, los muslos temblando por el calor que se acumulaba en lo más profundo de su vientre.
-Adelante, cariño-, murmuró ásperamente, su voz espesa de necesidad, -toma lo que malditamente quieres-. Los ojos de Stefano se oscurecieron en el momento en que su calor húmedo rozó la punta de su miembro, sus manos se aferraron a su cintura como una morsa.
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