Capítulo 70 Demasiado viejo para mí
Leah sintió sus ojos sobre ella, ardientes, sin parpadear, como si estuviera presenciando lo más increíble del mundo. Su expresión, su tacto, la forma en que su cuerpo respondía al suyo... cada parte de él la hacía creer que el Sr. Guardaespaldas era suyo.
El simple pensamiento era tan excitante, tan absorbente, que su coño se apretó fuertemente alrededor de su gruesa longitud. Su espalda se arqueó, sus ojos se revolvieron, y un grito rasgó sus labios mientras su orgasmo la atravesaba como una ola violenta, cegadora, abrumadora. Detrás de sus párpados cerrados, vio estrellas y lunas, el mundo girando fuera de control mientras el placer la consumía.
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