Capítulo 37 Su tentadora boca
Cuando Stefano regresó a la Mansión Sinclair, ya era pasada la medianoche. Toda la finca estaba envuelta en la oscuridad, pero sus guardaespaldas permanecían vigilantes en sus puestos.
-¿Cómo está todo?- preguntó, su voz baja pero firme.
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