Capítulo 13 Pluma

Los dedos del jefe de la mafia se enrollaron firmemente alrededor del volante, tratando de mantener su enfoque en la carretera. Pero sus ojos oscuros seguían mirando de reojo al espejo retrovisor, observando discretamente la razón detrás de su distracción: la chica con la cara hinchada y enojada que de alguna manera seguía viéndose tan jodidamente hermosa. Su corazón latía a toda velocidad cuando la veía mordiéndose los labios rojos y carnosos y acomodando un rizo dorado detrás de su oreja. Y Dios... Cada vez que sus ojos se encontraban accidentalmente en el espejo, el suave rubor en su inocente rostro lo hacía contener un gruñido frustrado.