Capítulo 126 Recuerdos de la niñez
El Alfa observa cómo Merytnert abre y cierra las aletas de su nariz, cierra los puños como señal de que está muy molesta, y se divierte al comprobar que, a pesar de todos los años que han pasado separados, ella sigue siendo la misma niña impulsiva y fácil de molestar.
— ¡Ru, te lo advierto! —Los ojos de Merytnert ahora casi rojos le indican que su loba está despertando, algo que agrada al Alfa—. ¡Me enojaré mucho contigo si le haces algo a mi mitad! ¡No me quieras ver enojada, Ru!
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