Capítulo 8 Pesadilla, que se vuelve felicidad
Esta vez Isis se había puesto seria y de pie para enfrentar a la preocupada nana de su recién encontrada amiga.
—Yo vivo cerca— respondió Isis, mostrando las torres del castillo que se divisaban desde el lugar— allí.
La nana, asombrada, miró hacia donde Isis le indicaba y luego se giró hacia ella con incredulidad. A pesar de ser muy joven, se comportaba como una señora muy mayor, pensó Isis. Y sin más tomó a Isis de la mano y se dirigió a donde ella le había indicado.
—¡Señorita Isis! ¿Dónde estaba? Sus padres la andan buscando hace más de media hora—preguntó su nana al verla aparecer.
—Estaba en medio del bosque sola—respondió la nana de Antonieta— me la encontré y la traje.
—Muchas gracias, señorita —agradeció la señora y agregó—. Esta muchachita no pierde la costumbre de perderse en ese bosque.
—Oh, Isis, es verdad que vives en un castillo— gritaba Antonieta, emocionada— ¿y a qué escuela vas?
—Voy a Les Masquerades, ¿y tú?
—No puede ser, yo me acabo de inscribir también ahí— para alegría de Antonieta que siguió abrazándome entusiástica.
—Es que acabamos de regresar y venimos de la escuela, al parecer van a estar en la misma clase —explicó la nana—. Ahora, señorita Antonieta, despídete y vamos que tenemos que hablar muy seriamente sobre tu escapada al bosque.
Demás está decir que al entrar a la escuela, descubrieron que estaban en la misma clase y se convirtieron en inseparables. Antonieta era hija única de unos embajadores que se la pasaban viajando, pero la mayor parte del tiempo estaba con su nana.
Llamaban mucho la atención, Antonieta era rubia, hermosa y un poco más baja que Isis, pero con un cuerpo estilizado. Isis, morena y alta, tenía una figura escultural. Compartían los mismos gustos e intereses, por lo que siempre estaban juntas en todas las clases. Sin embargo, mientras a Antonieta le gustaba tener novios y sufrir por los rompimientos, lo cual le duraba una semana más o menos, Isis no sentía ninguna atracción por nadie y no se involucraba en relaciones serias.
A pesar de eso, se amaban como hermanas. La primera experiencia de Isis en ese sentido había sido un beso que le había dado un chico en su fiesta al cumplir quince años, pero desde entonces no lo había vuelto a encontrar. Y no sabía por qué, Jacking se lo recordaba mucho, en lo que seguía siendo arrullada por los brazos del humano que está controlado por su lobo Mat, que la observa curioso de ver como ella sonreía en su sueño. ¿Con qué estará soñando? Se preguntaba. ¿O…, quizás es feliz como él por estar al fin juntos?
Isis se ve de pronto en su sueño en un vasto desierto, donde todo se tiñe de un oscuro y tenebroso color. El sol se oculta, dejando una penumbra que envuelve el paisaje. Observa con temor el horizonte, esperando la llegada de algo desconocido que se va perfilando a lo lejos. Un carruaje, tirado por criaturas sombrías, se acerca lentamente.
Una sensación de angustia se apodera de ella al ver la figura que emerge del carruaje. Un ser imponente, con rasgos distorsionados y ojos penetrantes, la saluda con una mirada llena de malicia. Su rostro se contorsiona en una expresión de terror, mientras su corazón se acelera descontroladamente en su pecho. Él se acerca y desciende del carruaje, avanzando hacia ella con pasos lentos y amenazantes.
Respira entrecortadamente, sintiendo un aire pesado y cargado de oscuridad. Está paralizada, incapaz de escapar de su presencia. Su figura se transforma ante sus ojos, revelando su verdadera forma: un ser sobrenatural, con garras afiladas y colmillos amenazantes. Su cuerpo tiembla ante su presencia, sintiendo cómo su malévola energía la envuelve.
El roce de sus garras en su piel provoca un escalofrío que recorre todo su ser. No puede apartar la mirada de sus ojos penetrantes, que parecen leer sus más oscuros temores. Su sonrisa retorcida la llena de pavor, mientras su voz resonante susurra palabras ininteligibles que hacen eco en su mente.
Lentamente, se acerca, su presencia opresiva la hace sentir atrapada en una pesadilla interminable. Intenta huir, pero sus piernas se niegan a moverse, como si estuvieran ancladas al suelo. Él se acerca cada vez más, su figura distorsionada se expande y se funde con la oscuridad que la rodea.
Una sensación de desesperación la invade, mientras se da cuenta de que está atrapada en una pesadilla sin salida. Su mente se sumerge en un abismo de terror, incapaz de encontrar una salida a esta pesadilla infernal. Se mueve y grita despavorida.
—Jacking, algo le pasa a mi Luna —le dice en su mente.
—Entra a ver que es Mat —le indica Jacking.
El lobo Mat al ver el rostro aterrado de Isis en su pesadilla de inmediato hace lo que le dice su humano. Utiliza sus poderes y conexión para ver qué le sucede a su Luna y porque grita como lo hace. Descubre que está teniendo una pesadilla. Rápidamente coloca la frente suya en la de ella y recita un conjuro mágico:
"Con este encanto de protección y recuerdo, que Isis encuentre alivio en sus memorias de oro. Que la pesadilla se desvanezca en el pasado, y solo los momentos hermosos sean recordados. Que la luz guíe su camino, hacia un lugar de paz y amor divino."
De pronto Isis se vio transportada en su sueño, al día en que cumpliera quince años y le hiciera una gran fiesta: Sus padres como es la tradición en los países latinos, y su madre no quería dejar de hacerlo, preparó un enorme baile, donde invitó a todos sus conocidos. Todos fueron invitados, incluidos los profesores y trabajadores de la escuela.
El castillo, que es su residencia, tiene un enorme jardín detrás que permite hacer ese tipo de eventos, además posee grandes salones. Como la economía de la familia de Isis es muy buena, sus padres no escatimaron en nada.
Amanda, la madre de Isis hizo de todo, lo que acostumbrabas en las fiestas de las quinceañeras de las latinas. La hizo cambiar de ropa en múltiples ocasiones. Era un desfile de modas, Isis era la única modelo. También quiso que hiciera una coreografía para el baile, donde participaría Dakarai, su padre. Esa fue la parte más emocionante para la cumpleañera. No sabía que su padre era tan buen bailarín.
Todo fue un espectáculo radiante y emotivo. A sus cuarenta y tres años, Dakarai sigue siendo un hombre muy apuesto y ella se sintió orgullosa de ser su hija. Todas las mujeres de la fiesta, de todas las edades, no podían dejar de admirarlo. Hasta que claro está, apareció la diosa de su madre.
Amanda también aun es muy bella y sensual. Sobre todo aquella noche, con aquel hermoso vestido amarillo que se ajustaba a su cuerpo, enseñando lo bien formado de sus curvas al acercarse con su paso de tigresa a reclamar lo que era suyo, propinándole un apasionado beso al final de la coreografía a su esposo que le correspondió de igual manera.
Eso fue el anuncio que dio paso a la hora de divertirse, Isis había corrido a cambiar su ropa, se vistió con una falda bien corta que dejaba al descubierto sus largas y bien torneadas piernas, una blusa corta que resalta su abundante busto y dejaba ver el piercing en su ombligo. Unas plataformas muy cómodas, no tan altas, que le permitían bailar sin que sufrieran sus pies sin saber que era observada por unos ojos dorados que parecía le daban caza.