Capítulo 38
Xana no supo más sobre Remy desde aquel día.
El hombre se había ido de la celda hecho una fiera después de darle una mirada amenazadora y de asco a la vez. Solo el doctor venía una vez al día, le traía comida y agua que dejaba en una esquina y la revisaba por encima notando el crecimiento rápido de su vientre. En una semana ya se notaba, en dos parecía que tenía la mitad de tiempo de una gestación normal de una mujer embarazada.
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