Capítulo 30
Si a Xana le hubieran dicho que estaría en aquella situación mientras estaba dentro de la caseta que la transportaba como tributo no se lo hubiera creído para absoluto, porque era una cosa ilógica. Incluso la opción de ya no estar viva era mucho más tangible, pero no… la vida siempre la impresionaba.
Y tuvo que apretar sus labios con fuerzas para no dejar salir un vergonzoso gemido.
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