Capítulo 121
Hubo un silencio incómodo y prolongado en toda la manada. Aquello era una declaración compleja y sobre todo peligrosa porque en caso que fuera verdad el alfa, como lobo macho debía responsabilizarse de su cachorro, pero si era mentira pues… el destierro era inmediato sin posibilidad de perdón.
Y el rostro de White para ese momento era todo un poema de emociones y no precisamente positivas. Fue a gruñir cuando sintió la cálida mano de su pareja sobre su brazo, y fue como si toda su molestia se controlara. Ella le sonrió ligeramente. En su otro brazo tenía cargado a su hijo que abrazaba su cuello con rostro de confusión.
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