Capítulo 38 Siendo llevada a un abismo profundo
Después de lo ocurrido, me sentía sumida en una tormenta oscura y confusa. Era como si hubiera perdido una parte de mí misma, dejándome en un estado constante de miedo y alerta, convencida de que el mundo era un lugar peligroso. Andrey se había aprovechado de mi cuerpo sin ningún respeto. Me trataba como si fuera una cualquiera, golpeándome y lanzando palabras ofensivas sin cesar. Me sentía sucia, incapaz de lavar la sensación de impureza que se había arraigado en lo más profundo de mi ser.
Desperté en medio de la noche, empapada en sudor y temblando, reviviendo una y otra vez la experiencia traumática. Pasé horas encerrada en la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre mi piel mientras intentaba deshacerme de cualquier rastro de aquel momento oscuro. Me frotaba la piel con fuerza, desesperada por eliminar cualquier recuerdo físico de esas manos que me habían lastimado. Pero, por más que me esforzara, las marcas eran invisibles y solo quedaban cicatrices internas que no desaparecerían.
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