Capítulo 31 Un acosador
Aquello ya había sido el colmo. ¿Qué pensaba este alemán? ¿Qué solo por ser guapo y de ojos azules iba a caer rendida a sus pies con solo una invitación de salida? Ni siquiera me conocía. Además, yo no era una cualquiera que se iba a los brazos del primero que se cruzara en su camino, con la excusa de buscar lo que quizás no tenía en casa.
Mi ira se desbordó, pero no tenía sentido discutir por mensajes. Cuando lo tuviera frente a frente, le aclararía las cosas. Así que decidí no responder, dejando claro que no estaba interesada en seguir con esta conversación.
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