Capítulo 27 No te asustes; soy uno de los lobos del consejo
Al día siguiente, empezaron las reuniones entre los alfas. Tres manadas más habían sido atacadas por la Manticola. Ante esta situación, Danna tomó la decisión de enviar a esas manadas a su propio reino. La incertidumbre la agobiaba, ya que no sabía a lo que se iban a enfrentar, pero parecía ser la mejor opción enviarlos allá. El plan era claro: una vez que Danna lograra recuperar sus manadas y restablecer la seguridad, los alfas y sus gentes regresarían a las tierras del sur. Mientras tanto, aquellos alfas y guerreros que no habían sufrido heridas en los ataques se quedarían para brindar apoyo a la reina. La unión de los alfas y su disposición a sacrificar su propia seguridad por el bienestar común se hacían evidentes.
Gina se hallaba cómodamente sentada al pie de un viejo roble. Sus ojos miran con atención el delicado ballet de mariposas que danzaban en torno a Eos, los destellos de color contrastaban armoniosamente con la dulzura de la niña.
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