Capítulo 5 Paseo

Aquella semana paso rápidamente, el malestar del rostro de Alyz desapareció por completo y durante ese tiempo se comportó ejemplarmente. Darius la visitaba con frecuencia y ella intentaba ser lo más amable posible con él, lo que se estaba tornando cada vez más difícil, pues el no parecía entender lo de tomarse las cosas con calma. En cada oportunidad que tenía agarraba las manos de Alyz o le tocaba el rostro e incluso había intentado robarle un beso aquel último día de su encierro. Justo después de disculparse alegando que aún le dolía un poco la parte izquierda de su rostro. Darius le había dicho que al día siguiente la llevaría a conocer toda la manada. Aquel día Alyz se levantó contenta pensando en que por fin saldría de esa aburrida habitación. Después de tantos años viviendo en el orfanato, compartiendo una pequeña habitación con varias chicas más, odiaba estar encerrada por lo que esa salida, era lo mejor para ella. Como había prometido Darius a primera hora de la mañana se apareció por la habitación de Alyz y desayunaron juntos. -te veo más contenta de lo normal- comento el chico. -es que me emociona salir a tomar aire y caminar- contesto Alyz. -me alegra escuchar eso y te aseguro que te divertirás, te mostrare todo el territorio de la manada, todo de lo que ahora eres parte- -ante esas palabras algo dentro de Alyz floreció un poco, nunca había sido parte de algo, nunca había tenido una verdadera familia y ahora quizás, solo quizás si Darius le daba su tiempo podría aceptarlo y tener la familia que siempre había deseado. En cuanto terminaron de desayunar salieron de la habitación y lo primero que Darius le mostró fue la gran mansión que tenían por hogar. Esta constaba de tres pisos. En el tercer piso se encontraban varias habitaciones de invitados y una sala de cine, así como una terraza. En la segunda planta estaba la habitación de Alyz y la de Darius que en ese momento se enteraba que era la que se encontraba junto a la de ella. -al principio pensé en llevarte a mi habitación- explico Darius -pero como sé que eres humana y a ustedes les cuesta algo de tiempo asimilar las cosas opte por usar habitaciones diferentes- -te agradezco ese gesto, tienes razón fue mejor que tuviera mi propia habitación- contesto Alyz dándole una sonrisa tímida. -aun así sé que pronto podremos compartir la misma habitación- añadió él. Alyz no dijo nada temiendo insultarlo, así que pregunto por las demás habitaciones. -¿y las demás puertas de quiénes son?- -las que están del otro lado del pasillo son las de Dimitri y Alejo, ellos obviamente comparten habitación con Katya y Olga respectivamente y la habitación de junto a la de Alejo es la de su hermano Andre, hace tiempo una manada rival asesino a sus padres y desde entonces vive aquí- explico Darius. -lamento mucho escuchar eso- contesto Alyz sintiendo mucha pena por el chico y haciéndola darse cuenta de algo -¿y tus padres?- preguntó. -Murieron hace varios años, en la misma batalla que los padres de Alejo y Andre, como dije una manada rival invadió la nuestra y muchos murieron, desde entonces yo he tenido que hacerme cargo- -bueno supongo que en ese caso los dos somos iguales, yo nunca conocí a mis padres- -tienes razón, somos iguales y ahora nos tenemos el uno al otro para cuidarnos- contesto Darius tomando la mano de Alyz. Ella no la quito, lo dejo sintiéndose identificada con aquel chico por primera vez. Siguiendo el recorrido, llegaron a la planta baja donde se encontraba una gran sala, en la cual podían caber, según calculaba Alyz al menos cincuenta personas, junto estaba un gran comedor con varias mesas circulares y al fondo de este se encontraba una cocina muy grande. En la planta baja según le explico Darius también había un estudio y una sala de reuniones donde casi siempre estaban todos los miembros importantes de la manada discutiendo su funcionamiento. -y ahora si estas lista el auto nos espera para dar el paseo por el pueblo- dijo Darius llevando a Alyz a la puerta principal. -¿iremos en auto?- pregunto sorprendida. -¿no estás de acuerdo?- pregunto Darius serio. -es que sería una lástima no recorrer el pueblo caminando, así veríamos más cosas- -¿no estarás intentando escapar o sí?- pregunto el chico molestándose. -no, claro que no- contesto rápidamente Alyz - solo era una idea, si quieres ir en auto está bien- dijo un poco desanimada. -Prefiero que así sea- respondió él. Alyz no dijo nada más y obedeció. Mientras viajaban en el auto por la ciudad Darius le iba mostrando todos los sitios de interés, todas las tiendas y lugares de entretenimiento. Aun que iban en auto el viaje por toda la ciudad duro alrededor de dos horas y para suerte y alivio de Alyz al final Darius la dejo explorar el centro de la ciudad, aunque en ningún momento la soltó de la mano. Al pasear por la calle Alyz se dio cuenta de que todas las personas hacían una reverencia al ver a Darius y se alejaban inmediatamente saliendo de su camino. Al principio pensó que aquellas personales le tenían un gran respeto, pero cuando Darius la llevo a un restaurante para que comieran y el dueño del lugar actuó realmente nervioso al atenderlo, ella entendió que lo que la gente sentía por su alfa no era respeto, si no miedo. Regresaron a la casa justo cuando estaba atardeciendo y muy a pesar de Alyz, Darius le ordeno regresar a su habitación por lo que quedaba del día ya que tenía que arreglar unos asuntos y no podía estarla cuidando, ella recordando lo que se había prometido a sí misma, no replico y obedeció de inmediato. Ya en su habitación al acostarse a dormir deseo que todos los días a partir de ese fueran buenos y placenteros, quizás después de todo, podría lograr que Darius cambiara su mal temperamento y ella podría enamorarse de él. Los días siguientes pasaron volando, después de esa primera salida, Darius no la había dejado volver a salir al pueblo, pero la dejaba merodear por la casa a su antojo y aun que se encontraba algo sola ya que nadie quería hablar con ella, ordenes de Darius suponía, se había entretenido mirando la televisión. Todos los días el alfa había pasado con ella varias horas y aunque de vez en cuando se molestaba por algo Alyz reunía toda su paciencia y se mantenía calmada para no hacerlo enojar más. Así paso una semana y después otra, en cuanto Alyz se empezó a aburrir de la televisión le pidió a Darius lo más amablemente que pudo que le consiguiera algún libro. El chico acepto y un día la llevo a la librería de la manada, ella escogió varios libros y se los llevo a la casa. Aun así tras tantas hora sola, termino de leerlos todos en un tiempo récord, por lo que ese día en cuanto Darius fue a su habitación para cenar, siempre comían ahí, ya que él no quería que los demás lobos la miraran, aprovecho para abordar el tema. -¿recuerdas los libros que me compraste la semana pasada?- comenzó Alyz. -sí, ¿qué hay con ellos?- dijo el chico algo molesto, desde que había llegado no parecía de buen humor pensó Alyz, pero ya había comenzado la conversación y no se quería echar para atrás. -es que ya he terminado de leerlos y... me preguntaba si... ¿podrías llevarme a comprar otros?- -¿ya terminaste de leer los tres?- pregunto el chico. -sí, es que tengo mucho tiempo libre ¿entonces?- contesto ella. -¿no será alguna idea tuya para salir al pueblo?- pregunto suspicaz. -pues sería bueno tomar aire fresco, desde que me llevaste por los libros no he salido de la casa, pero esa no es la razón, en verdad me gustarían otros libros- -¿es que tú no te cansas de pedir cosas he? - dijo huraño - ayer me dijiste que también querías ropa nueva- -no es que yo quiera, es que solo tengo en el armario vestidos cortos pegados y me gustaría algo más cómodo y como ya es primavera...- -¿qué es lo que estás haciendo?- la interrumpió el chico señalando su plato. Alyz odiaba la zanahoria, y aquel día les habían servido de comer una ensalada precisamente con varios trozos que Alyz casi inconscientemente le había quitado y había puesto a un lado y eso era lo que Darius señalaba. -¡oh! es que no me gusta la zanahoria- respondió ella. -¿y tú crees que estas en posición de desdeñar lo que te doy de comer?- dijo Darius alzando la voz asustando un poco a Alyz. -no, yo no...- -y encima ¿te pones a pedirme que te compre no sé cuántas cosas?- prosiguió el levantando cada vez más la voz. -lo siento, yo no quería...- -¿qué es lo que no querías? ¿Seguirme pidiendo y pidiendo mientras me das las migajas de tu afecto?- le grito Alyz se quedó de piedra, ¿qué le sucedía? ella se había portado bien, ¿por qué se comportaba así? ¿Migajas de su afecto? Ella no contesto solo agacho la cabeza y se encogió lo más que pudo, pero eso solo lo empeoro. -¡mírame cuando te esté hablando!- le grito furioso, pero las lágrimas habían comenzado a asomarse por sus ojos y ella no quería que la viera. Se levantó temblando del coraje y con una sola mano lanzo la mesa hacia un lado tirando todo su contenido. Camino hacia ella y le levanto el rostro con la mano. -en esta casa vas a hacer lo que yo te diga, cuando yo te lo diga y vas a vestir y comer lo que se me dé la gana- Alyz solo asintió rápidamente mientras las lágrimas le resbalaban por las mejillas. Darius la soltó y salió de la habitación azotando la puerta. Un rato después una amable señora que era quien casi siempre les llevaba la comida, entro cautelosamente a la habitación y comenzó a recoger los destrozos que había, mientras Alyz seguía llorando recostada en la cama. -¡por favor no llore Luna!- dijo la mujer - y no culpe al alfa, pronto será luna llena y antes del cambio se pone muy agresivo- Alyz la miro confusa. -¿el cambio?- pregunto. -Si Luna, durante la Luna llena los lobos cambian involuntariamente y bueno el alfa se pone algo irritable antes de que pase- explico la mujer. Alyz simplemente asintió e intento calmarse, pero ¿cómo podría estar tranquila sabiendo que eso pasaba una vez al mes? ni siquiera ella se ponía así cuando tenía la regla. Cuando la mujer termino de recoger todo salió de la habitación dejando sola a Alyz con sus oscuros pensamientos. Darius no se apareció por su habitación ni lo vio por la casa hasta cuatro días más tarde, cuando ya había pasado la luna llena. Llego de noche y se disculpó con ella lo mejor que pudo, prometiendo que al día siguiente la llevaría al pueblo por los libros y la ropa que quería. Alyz al principio se negó argumentando que no era necesario que gastara en ella, pero Darius le aseguro que no era él cuando días antes le había dicho todas esas horribles cosas. Al día siguiente se apareció en la habitación de Alyz y le dijo que irían al pueblo. Ella no quería hacerlo enojar por lo que acepto. Los días siguientes Alyz estaba muy callada y casi no lo miraba, por lo que él, haciéndola prometer que se portaría muy bien y que le pediría permiso siempre que quisiera salir, además de alertar a todos los guardias de la ciudad de que la vigilaran, la dejo recorrer el pueblo cuando quisiera. Al principio él siempre la acompañaba y no la dejaba salir sola, pero viendo que ella no intentaba escapar y se portaba ejemplarmente poco a poco la dejo salir sola. Alyz por otra parte no sabía si debía intentar escapar o intentar hacer cambiar a Darius, algunas veces era muy lindo y amable, pero otras se ponía demasiado temperamental y le daba miedo. Aun así quizás sería su única oportunidad de tener algo cercano a una familia. No sabía qué hacer, por lo que pensó que mientras no tomara una decisión se portaría lo mejor que pudiera para no levantar sospechas en él. Pasadas varias semanas Darius la dejaba salir al pueblo varias veces a la semana y ella más que contenta por esa libertad se paseaba por el pueblo al grado de que la mayoría de la gente ya la conocía y siempre la saludaba al pasar. Alyz era siempre muy amable y la gente poco a poco comenzó a tomarle cariño. Esos paseos y la gente que era buena con ella eran de las pocas cosas buenas que la hacían querer quedarse.
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