Capítulo 830 El renacimiento de la nuez sangrienta
Gonzalo hizo caso omiso de la instrucción de agacharse. En su lugar, se acercó tranquilamente a los dos miembros de seguridad del aeropuerto y les dijo: "Detesto absolutamente cuando alguien apunta un arma a mi cabeza. ¡Aquellos que se han atrevido a hacerlo ahora están muertos!"
Al escuchar las palabras de Gonzalo, los dos individuos intercambiaron miradas, detectando una pizca de burla en los ojos del otro.
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