Capítulo 45 Tres por ciento
Isabella extendió la mano con cautela y la colocó bajo la nariz de Fabián, queriendo sentir si aún respiraba.
—¡Uf! Está bien. Creo que sólo se ha desmayado. Vámonos ahora, o estaremos en aguas calientes una vez que sus empleados entren en su oficina. Entonces no podremos demostrar nuestra inocencia.
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