Capítulo 631 Se lo merecía
"Abuela, abuelo, no se preocupen. Conozco mis límites. Si no puedo vencerlos, ¡siempre podemos huir!"
Para tranquilizar las preocupaciones de los dos ancianos, Gonzalo se volvió y acarició suavemente sus manos para reconfortarlos.
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