Capítulo 32 Practica tus aprendizajes
Sam abrió los ojos y quiso cerrarlos inmediatamente. Escondió la cabeza bajo la almohada.
—No tienes nada de qué avergonzarte, Sam —dijo Vlad, con una deslumbrante y ciertamente sádica sonrisa—. Yo soy tu amo y tienes que obedecerme. Todo lo que hiciste anoche fue porque yo te ordené hacerlo ¿No? Soy un hombre muy malvado.
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