Capítulo 52 Un recuerdo que no se va
Una vez a Sam la confundieron con su prima en la escuela. Eso la enfadó, ellas no se parecían en nada y su prima era mayor. Ya más grande, en una fiesta, la creyeron una actriz famosa y hasta un autógrafo le pidieron. Ella no tuvo el corazón de sacarlos de su error y firmó con una dedicatoria. Ahora, mientras le lamía, besaba y chupaba los abdominales de acero a su jefe, él la llamaba con el nombre de alguien más, con el nombre de la mujer que ella sospechaba que él amó o amaba todavía; el nombre que estaba grabado en la piel que besaba.
Se quedó quieta bajo las sábanas. Si él estaba dormido, no se atrevía a sacarlo de su sueño. Se le hizo un nudo en la garganta.
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