Capítulo 76 En el ojo del huracán
—En serio, Sam, es como si hubieras resucitado —le dijo Kel.
Aunque Sam ya no era una sirvienta, la ayudaba en sus labores igual que antes. Vlad estaba trabajando, Ingen en la escuela, no tenía trabajo como fotógrafa, no había nada más que pudiera hacer y el aburrimiento era perjudicial para el cuerpo y la mente, así se lo había dicho su abuela cuando aprendía a tocar flauta china. La mujer cambiaba constantemente de pasatiempos, sus intereses eran sumamente volubles, pero le gustaban bastante los instrumentos exóticos.
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