Capítulo 42 Cuarenta y dos
A la mañana siguiente Helena se levantó temprano y trató de hacer el menor ruido posible para que Damián no se despertara y pudiera descansar más, se dio una ducha y fue a su habitación a vestirse y prepararse para ir a la oficina, ni siquiera desayunó, solo tomó una manzana y una naranja y subió a una camioneta que era conducida por un trabajador de la Hacienda y la llevaría primero a la plaza donde el día anterior dejó la suya.
A media mañana escuchó la puerta de Damián azotarse y eligió no darle importancia, ella estaba agendado una cita de manera personal y directa con los proveedores que estaban demandando, en dos días se encontraría con ambos y por la tarde de ese mismo día lo haría con los empleados despedidos.
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