Capítulo 1020 El amor no es una necesidad
A Yan se le enrojecieron los ojos, y una oleada de amargura emergió en su corazón mientras fue corriendo a darle un abrazo a su madre.
—Es bueno que hayas venido. —Su madre le dio una palmadita en la espalda. Tras llevar tantos años sin verse, su reencuentro también hizo que los ojos de su madre se pusieran rojos.
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