Capítulo 1 La inspección
En una habitación oscura, Shen Qi se encontraba sola en una cama grande y cálida, apenas cubierta por una manta.
Hoy era su noche de bodas con el segundo joven señor de la Familia Ye. Sin embargo, no hubo celebraciones ni banquetes; solo la espalda de un hombre de mediana edad en silla de ruedas, acompañada por sus crueles palabras: «Lávala para que esté limpia y mándala a mi cama. Quiero inspeccionarla.»
«Inspeccionarla...»
Para él, ella era tan solo un objeto de su intercambio mutuamente beneficioso.
La puerta se abrió de repente, y el cuerpo entero de Shen Qi se tensó mientras agarró la manta con fuerza.
Se rumoreaba que el segundo joven señor de la Familia Ye era un hombre repulsivo de temperamento violento. Se decía que desde que se volvió impotente debido a su discapacidad, era más malhumorado que nunca. Incluso existían rumores de que había gafado a sus cinco ex-mujeres, hasta el punto de matarlas. Era por eso que nadie en la ciudad, ni aquellos que ojeaban la fortuna de la Familia Ye, se atrevían a desposar a sus hijas con él.
Sin embargo, la Familia Shen era una excepción. La Familia Shen se encontraba en una situación económica desesperada, ya que la principal fuente de ingresos de su compañía había cesado, y estaban al borde de la quiebra. La decisión de su padre de acudir a prestamistas de altos intereses había hundido a la empresa, y a la Familia Shen, en una crisis aún mayor. Uno tras otro aparecieron los cobradores de deudas, amenazando vilmente con matarlos. Justo entonces, apareció su salvación en forma de la Familia Yen. Sus padres se mostraban reacios a sacrificar a su inocente hermana menor, así que en su lugar la mandaron a ella, que ya estaba divorciada. Sintiéndose culpable por las súplicas de su padre, Shen Qi vino aquí en lugar de su hermana para casarse con el terrible segundo joven señor de la Familia Ye.
Al tiempo que los sonidos de la silla de ruedas deslizándose por el suelo eran cada vez más audibles, Shen Qi aguantó la respiración nerviosamente. A través de la oscuridad, logró ver una figura que se le acercaba más y más…
De repente la manta fue levantada, y una enorme mano comenzó a acariciar su cuerpo. Sus manos eran cómo él, frías y ásperas.
—¡Ah! —Shen Qi no pudo evitar el grito.
Poco después, oyó una risita sarcástica, y el hombre preguntó en voz baja:
—¿Tienes miedo?
Mientras tanto, aquellas manos no paraban de acariciarle. Los dedos delgados descendieron desde sus mejillas, pasando por su cuello delgado y su delicada clavícula, antes de dirigirse en la dirección de sus pechos seductores.
Shen Qi agarró la manta con firmeza, haciendo un gran esfuerzo por no escapar. El hombre no paró ahí, en cambio, deslizó los dedos por su abdomen sin parar, al tiempo que sus manos iban bajando más y más…
—¡Para! ¡Para!
Cuando estaba a punto de tocar sus partes íntimas, Shen Qi ya no aguantó más, y cogió su mano grande.
Se decía que los hombres impotentes solían ser retorcidos a nivel psicológico, y que tenían fetiches peculiares, como el… ¡sadismo!
Pensando en esto, el cuerpo de Shen Qi tembló con más intensidad aún y balbuceó:
—Joven señor Ye, ¿puedes parar, por favor? Yo ...
—No.
De inmediato su cuerpo se quedó rígido, obviamente él podía sentir sus temblores dado que ella le estaba agarrando de la mano.
—Ja, ja, qué inocente. De verdad que eres buena actriz, ¿eh? Deja de fingir que aún eres virgen.
Su voz fría estaba llena de desdén.
Tumbada en la cama, las pupilas de Shen Qi se dilataron tras escuchar esas palabras. «Podría ser que…»
Al segundo, se encendieron las luces y ella cerró los ojos involuntariamente. El hombre retiró la mano y la fulminó con la mirada. A través de sus finos labios dijo:
—¿Te llamo Shen Yue o Shen Qi, querida?
Su tono gélido hizo que Shen Qi temblase de nuevo en la cama. En cuanto abrió los ojos, vio los de él, fríos y profundos.