Capítulo 226 La única
Karina sonrió aún más.
—Denis, me encanta que siempre digas algo tan perentorio —dijo tocándole los finos labios—. Entonces, ¿quieres que te bese? ¿Aunque siempre me has fruncido el ceño por babearte toda la cara? Eres un hombre tan voluble, sólo mira tus finos labios. Pero también he oído que la gente con labios finos no sólo es inconstante, sino también despiadada.
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