Capítulo 109 Cómo vengarme de Jaime por mi mujer
—Duele mucho ser pisado por esos tacones suyos, señorita Paredes. —Parecía que Francisco no pensaba dejar que Karina se librara tan fácilmente.
—Entonces... ¿Por qué no me pisas tú también? —Ella probó y el brillo de sus ojos se atenuó, haciendo indescifrable su expresión.
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