Capítulo 134 Gracias por tu piedad, abuela
Mientras la anciana señora Colmenares descargaba su ira con un golpe en el muslo, no pudo sentir ninguna sensación. Sin embargo, su preciosa nieta empezó a gemir a su lado.
—¿Qué te pasa, Ali? —preguntó mientras miraba con recelo a Alicia.
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