Capítulo 94 Robar un beso
Denis abrazó en silencio a su dulce esposa. Debía tener mucho sueño, ya que pronto se quedó dormida. Sin embargo, él no podía dormir. La apartó despacio para verla de cerca. La dormida Karina era como un ángel, así que Denis no pudo evitar tocarle con suavidad la cara.
—Tu cara también es suave; se siente bien al tacto —dijo Denis con voz grave.
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