Capítulo 118 Merece una paliza
—Tania, ¿por qué me tienes tanto miedo? —Con una expresión traviesa, Néstor miró a Tania y comentó—: No es que vaya a comerte o algo así. Además, ¿no se supone que somos una pareja? Al haber dormido juntos más de una vez, estamos atados para la eternidad.
—Te lo ruego, deja de hablar de ello. —Con los ojos enrojecidos, Tania se tapó los oídos mientras parecía angustiada.
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