Capítulo 31 Largo camino a casa
El coche se aleja a toda velocidad en la distancia. Casi puedo escuchar las risas saliendo de él. Miro hacia abajo a los zarzales a mi alrededor. Mi vestido está hecho jirones. El azul medianoche una vez interminable ahora parece fragmentos de vidrio manchado rodeando mis piernas. Uno de mis tacones se ha desprendido por completo, dejándolo inutilizable.
Bufando, aparto los rizos caídos de mi rostro. Mi cuerpo entero tiembla de rabia mientras me levanto. Me quito los tacones y los arrojo a la maleza. Las suelas rojas brillan con la luz y me miran fijamente. Les hago un gesto grosero. Luego le hago un gesto grosero a la luna y después a los dioses. Que les jodan a todos.
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