Capítulo 1 Nuevos comienzos
- ¡Eres una suertuda, pequeña perra! ¡Tu mamá realmente se casó con el multimillonario de nuestra ciudad! Te vas de este basurero para siempre, ¿verdad?
Mi mejor amiga, Navis, sonaba algo amargada. Crecimos juntas en los barrios bajos hasta que mi nuevo papá rico decidió cambiarme de escuela.
-No estés celosa, Navis. Sabes lo hermosa que es mi mamá -dije con lágrimas en los ojos-. Me estoy transfiriendo a MoonRiver, así que escríbeme seguido.
Navis me abrazó, fingiendo renuencia, y deslizó algo en mi mano con disimulo.
-Un regalo para el comienzo del año escolar -dijo-. No dejes que nadie lo vea. Mantente a salvo.
¿Era un puñal envuelto en tela?
Sonreí. Solo yo conocía el significado de ese puñal.
La Escuela Internado MoonRiver es una de las más elusivas del país. Espero que me ayude a cumplir mi sueño: convertirme en la primera guerrera femenina.
Aspiro a tener estatus y dignidad por mí misma. Ser guerrera es lo único que puedo conquistar con mis propias manos. Ninguna mujer ha superado la prueba de entrenamiento, pero creo que seré la primera.
En los barrios bajos donde crecí, había crisis por todas partes. Mi mamá solía traer a casa hombres problemáticos. Los odiaba. Me acosaban, y por eso aprendí autodefensa desde temprana edad. Ahí nació mi amor por el entrenamiento de guerreros. Por eso el puñal es mi regalo de traslado.
Aunque ahora tengo la oportunidad de estudiar en MoonRiver, no sé cuándo mi padrastro podría cambiar de opinión. Debo aprovecharla.
Miro hacia atrás, al auto, y veo a mi hermanastro, Wyatt.
- ¿Lista? -dice.
Encogí los hombros. Supongo que sí. Él asiente y rodea el auto.
No hay manija. Paso la mano por el costado del vehículo, pero no ocurre nada.
Golpeo el auto con el talón de mi bota. El conductor suspira detrás de mí y la puerta se abre sola. Las risas de Wyatt llegan desde el interior.
-Es automático -dice, dándome unas palmaditas en la rodilla-. ¡Allá vamos a MoonRiver!
......
-Encontrarás a tu guía del primer día en el centro de estudiantes -dice Wyatt. Levanta las cejas y su sonrisa se vuelve un poco más lobuna-. Buena suerte.
Pongo los ojos en blanco.
-Gracias.
Cierro la puerta del auto y camino hacia el castillo. En medio del pasillo, una mujer alta y rubia está de pie. Sus ojos recorren todo mi cuerpo, desde mis botas embarradas hasta mi camiseta de banda vintage. Se le ensanchan apenas, y percibo un leve temblor en su labio.
-Señorita, ¿estás segura de que estás en el lugar correcto? -dice.
Miro a mi alrededor y extiendo las manos.
-Mi hermano dijo que este es el centro de estudiantes.
Los ojos de la mujer parpadean ligeramente. Extiende una mano perfectamente manicurada.
-Kathy -dice-. ¿Y tú eres?
Extiendo la mía, uñas cubiertas de esmalte negro descascarado.
-Chloe -respondo con toda la dulzura falsa que puedo reunir.
-Chloe -repite, como si el nombre fuera jarabe de arce mezclado con veneno de rata-. ¿Eres de Greendale, ¿verdad? No sabía que la moda allí era tan... -Otro vistazo, deteniéndose en los agujeros de mi camiseta-... interesante.
Mi rostro se calienta, a pesar de la rabia que burbujea en mi interior. Suelto su mano.
- ¿Y cómo terminaste en MoonRiver? -continúa.
-Mi padrastro me inscribió. Pensó que me ayudaría a salir de Greendale -inclino la cabeza-. ¿Isaac Jones?
La ceja de Kathy se eleva. Su mueca se transforma en una sonrisa maliciosa. Mierda, esto no es lo que esperaba.
-Oh, ¿así que eres la hija de Camila? -dice-. ¿Camila Martin? Cuidadora humilde de los hijos de los ricos. Dime, ¿tu mamá drogó a Isaac? ¿Por eso dejó a su esposa?
Inclina la cabeza con burla, imitándome.
-Escuché que perdió gran parte de su fortuna en el divorcio. Sorprende que pueda costear enviar a dos niños aquí.
-No lo hizo -replico-. Y mi mamá no le dio nada a Isaac. Él la persiguió, mucho después de separarse de la antigua señora Jones. Puede que se hayan casado rápido, pero te aseguro que su relación fue completamente natural.
-Interesante -dice Kathy.
Estoy a dos segundos de estrellar sus dientes perfectos contra su cráneo. Mueve una mano con desdén.
-Bueno, seguro tu padre será tema candente en la ciudad. A todos les encantan los chismes sobre el multimillonario y su amante cazafortunas.
Pasa junto a mí. Sus tacones hacen clic contra el suelo mientras camina hacia la puerta principal. No puedo evitar ver rojo. El puñal se siente como un peso ardiente en mi bolsillo.
Pero esto es MoonRiver. Un territorio completamente nuevo, con reglas por aprender. Con un chasquido de dedos, me doy la vuelta y le lanzo la sonrisa más falsa que puedo. Kathy me espera junto a la puerta. La sigo.
Me guía por el campus, hablando de cosas que sinceramente no me interesan. Estoy a punto de pedirle que se ahorre el discurso cuando pasamos junto a un edificio distinto a los demás.
Es una gran pirámide, como si la hubieran arrancado de Egipto y colocado en medio del bosque. Lo único que la ancla a este siglo es la obsidiana con la que está hecha. La luz la golpea y brilla ligeramente.
- ¿Qué es eso? -pregunto a Kathy.
-Oh -se ríe-. Esa es la Pirámide Hayes. Es donde viven los hermanos Hayes.
- ¿Hermanos Hayes? -repito.
Kathy revuelve los ojos.
-Theodore Hayes dirige la escuela -continúa-. Está en la carrera para convertirse en el próximo Rey Alfa. Los hermanos Hayes son sus hijos. Cuatro en total. Son increíblemente atractivos, inteligentes y divertidos.
-Suena como si todos fueran ganadores -digo con seriedad.
-Los únicos ganadores -corrige Kathy. Inclina la cabeza hacia la pirámide-. Son aquellos a quienes elijan como sus parejas.
Miro alrededor de la pirámide y veo a un grupo de chicas divirtiéndose. Algunas cantan, otras luchan. Todas parecen intentar destacar de alguna manera. Por el amor de Dios, una de ellas está haciendo splits en el césped y lanza la cabeza hacia atrás como si estuviera en una película porno.
De pronto, escucho un grito. Todas en el patio, incluidas Kathy y yo, giramos hacia el sonido. Una chica sale corriendo desde la parte trasera de la pirámide. Otro grupo se apresura a consolarla. Kathy finge preocupación con un susurro.
-Pobre chica -dice-. Probablemente otra rechazada por la madre.
- ¿Madre? -giro la cabeza hacia Kathy-. ¿No tenemos, como, menos de veinte años?
Kathy murmura:
-Sí, sí. La edad pico de apareamiento es a los veinte, pero a veces suceden cosas extrañas -dice-. Ayer dejaron un bebé en la puerta de la pirámide. Una niña. Nadie ha logrado encontrar a su madre. Los hermanos Hayes, tan generosos como son, la llevaron a casa. Ahora están buscando a una chica que los ayude a cuidarla.
- ¿Criarla? -gimo-. ¡Todos somos estudiantes con horarios de clase a tiempo completo! Nadie tiene tiempo para criar a un bebé.
Parece que Moonriver es aún más complicado de lo que imaginaba.