Capítulo 178 Sanguijuelas
El deseo de sangre se apoderó de mí. Iba a matarla si podía. Ella no iba a quitarme a Candido. Sentí que tal vez era un poco más rápido, un poco más fuerte. Pensé que finalmente la golpearía, pero antes de darme cuenta, se había movido, lanzándose hacia adelante y golpeando su puño en mi cara. Se sintió duro e implacable. Mi mandíbula se rompió. Sentí un dolor agudo en la nariz, luego caí al suelo. Antes de que pudiera levantarme, ella estaba sobre mí, retorciendo mis brazos hacia atrás y atándome.
-¡Déjame ir!- Grité. -¡Déjame ir, maldita perra!
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