Capítulo 145 Celda
No podía decir cuánto tiempo había pasado desde que perdí el conocimiento. Tenía un sabor terrible en la boca, como bilis y sangre. Luchaba por respirar en el aire frío y temblaba. El mundo volvió a dar vueltas y caí pesadamente de frente en el duro suelo frío. Traté de enrollarme y luego una luz se deslizó sobre mí. Miré hacia ella y entrecerré los ojos ante el brillo de la luz blanco-azulada.
-Incluso los niños saben mejor que mirar directamente a una fuente de luz-, dijo Ian con un tono cortante. La luz se apartó, iluminándolo. -Honestamente, te demuestras cada vez más tonto cada vez que te veo.
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