Capítulo 117 Emboscada
Sentí la cueva acercarse, pero no podía decir cómo lo sentía. Era como un frío extraño que se acercaba. Se me erizaron los vellos de los brazos y empecé a sentir un fuerte dolor de cabeza.
Cerré los ojos para no tener que ver todo oscurecerse cuando entráramos, pero lo sentí como una manta oscura sobre mis sentidos. Era opresivo, como si alguien hubiera dejado caer un peso sobre mi mente y la estuviera aplastando. Mis oídos zumbaban y podía sentir una especie de advertencia en el fondo de mi mente. Simplemente no tenía una palabra para ello. Solo sabía que algo estaba a punto de suceder y empeoraría cuanto más tiempo estuviera en las cuevas.
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