Capítulo 286 ¡La cabeza de mi familia, es el verdadero dragón!

—Gracias, benefactor, no lo olvidaremos en la vida. —Todas las mujeres del pueblo se arrodillaron, con una mano en el pecho, mostrando el máximo respeto a Isidro. Por la forma en que miraban a Isidro con fanatismo y devoción, sí Isidro les pidiera que le sirvieran ahora, aceptarían. Antes de la llegada de Isidro, las mujeres de allí eran demasiado hostiles hacia los hombres de fuera, hasta el punto de querer matarlos en cuanto los veían. Isidro mostró una sonrisa amable y levantó las manos: